Cada año, las asociaciones civiles son invitadas a la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) para tener un diálogo con los embajadores de los distintos países de América.

Este año la Asamblea 53 se llevó a cabo en Washington, D.C.
Hubo 32 voceros de igual número de coaliciones y en cada una de ellas se pueden contar hasta 80 o mas asociaciones. El incremento de organismos de la sociedad civil queriendo participar ha hecho que cambien las reglas, a fin de limitar dicha participación; si no eres parte de una coalición no tendrás vocería, y así van restringiendo la oportunidad de dialogar. A pesar de ello hay temas que son cruciales.

 

Edificio Principal de la Organización de los Estados Americanos OEA en Washington DC 17 St and Constitution

En nuestras cinco coaliciones tuvimos a participación de 302 agrupaciones de 18 países y se sumaron con las mismas demandas seis coaliciones mas: manifestamos nuestra postura sobre el contenido de las resoluciones de esta Asamblea Una y otra vez se insiste en la educación sexual integral y los derechos sexuales y reproductivos; lo primero intenta anular el derecho de los padres a educar a sus hijos y excluir los conceptos biológicos y científicos de la sexualidad humana para sustituirlos por auto percepciones y los multicitados derechos sexuales y reproductivos que desde la
ONU se quieren introducir, y en consecuencia, en la OEA son el eufemismo del aborto, no constituye ningún concepto acordado en ningún tratado internacional de derechos humanos y aún así año con año continúan insistiendo.
La batalla por incorporar términos que resultan “ambiguos” es una práctica común en estas asambleas. En la edición pasada, en Perú, por primera vez se empezó a nombrar el término de “mujeres en toda su diversidad” expresión que no forma parte de los tratados internacionales de derechos humanos, ni existe forma en que se pueda desprender de su interpretación, la mujer es mujer y punto; lo que en realidad pretenden es incluir bajo este “disfraz” a varones que se auto perciben mujeres, no se encontró el consenso ni en Perú ni en Washington.

Otro término inexistente en el derecho internacional es el de la interseccionalidad, su fundamento está en la ideología marxista, cuyo riesgo es la creación de conflictos en la sociedad; según los impulsores de este concepto, es una herramienta que permite comprender la injusticia sistemática y la desigualdad social, dividiendo a la sociedad entre privilegiados y oprimidos, en donde la etnia, la religión, el sexo, el género, la discapacidad, la orientación sexual, la edad y otros ejes de identidad interaccionan en diversos y simultáneos niveles: en realidad, es toda una estrategia para resignificarios y convertir a la sociedad, como en los tiempos de Marx, en opresores (privilegiados) y oprimidos.

Intentaron a su vez introducir el término “discurso de odio”, sin que exista una definición exacta de lo que abarca, lo cual abre la puerta para limitar o restringir la libertad de expresión, sin establecer criterios claros y transparentes, poniendo en riesgo los derechos humanos de ciertos individuos.

Quienes estuvimos frente a los embajadores les expresamos claramente que no admitiremos ninguno de los términos antes referidos, ya que constituyen un abuso de poder de la OEA. Tanto ellos como sus organismos deben ser espacios de consensos y de respeto a los procesos y leves internas y a los tratados internacionales.
La sociedad civil celebramos que ninguno de ellos se incluyó en las resoluciones; sin duda, un gran triunfo.